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Capri-licious, Singapur (Español)

Capri-licious es el único restaurante del Hotel Capri by Fraser, Singapur (sin contar el Delite, Singapur que es más bien una cafetería/delicatesen).

Como tal, Capri-licious debe cumplir con varias funciones: es la necesaria sala de desayuno que todo hotel ha de tener; a mediodía sirve almuerzos a los profesionales de las grandes multinacionales de la zona; por la noche, hace las veces de cafetería-restaurante del hotel. Dicho de otro modo, no se trata de un restaurante de alta cocina sino de un restaurante todo-terreno que no pretende ser otra cosa. La decoración es sencilla y sin pretensiones.

Durante mi estancia en el Hotel Capri by Fraser, visité Capri-licious a mediodía y por la noche.

Para el almuerzo, empecé con bisque de langosta (S$12). No estaba mal. Lo mejor del plato era la gamba que lo guarnecía, enorme y fresquísima. Me gustó.

Después me decanté por el solomillo filet mignon (S$28), acompañado de verduras y setas de temporada, patatas fondant con perejil y jugo de romero. Bien, tampoco estaba mal. El solomillo estaba tan tierno como me esperaba y el tamaño era suficidente.

Acompañé el filete con una copa de vino De Bortoli Family Selection Shiraz Cabernet (S$9 por copa). El vino era un buen maridaje, pero estaba caliente. La dirección debería formar a su equipo sobre la temperatura correcta de cada vino. En serio. Ofrecer un vino sin saber la temperatura correcta a la que se ha de servir es ridículo en el mejor de los casos y, en el peor, una burla intolerable.

A pesar del vino, la comida me pareció satisfactoria. Entonces me sirvieron el postre, un pastel capuccino. Lo presentaron con una delicada guarnición de frutos del bosque y salsa de chocolate, muy agradable. Sin duda alguna, la presentación merecía la nota más alta. Sin embargo, el sabor no estaba a la altura de la presentación. El problema era la oblea, cuyo sabor era de oblea barata. Además, el pastel era demasiado complejo: demasiados sabores y texturas compitiendo en una pieza tan pequeña. El repostero que preparó el dulce debería pensar en el modo en que el postre ha de “rematar” el almuerzo y por lo tanto debería simplificar el pastel en consecuencia. En general, la impresión que dejaba era de postre barato.

La cena comenzó con unos gnocchi con espinacas salteadas (chorizo Bilboa, aceite de oliva virgen, espárragos y salsa de tomate con especias: S$10).  Bien, un plato competente. 

A continuación llegaron los espagueti cartoccio (con mejillones, langostinos, calamares y almejas, en salsa de tomate con albahaca: S$18).  ¡Excelente! El punto al dente estaba conseguido a la perfección.  El marisco (teniendo en cuenta que se trata de un restaurante todo-terreno) era sorprendentemente fresco, muy fresco. ¡Delicioso!  Excelente relación calidad-precio. Para acompañar el plato esta vez tomé un De Bortoli Family Selection Semillion Chardonnay (S$9 la copa) y, de nuevo, estaba caliente.  La dirección realmente debería tomar cartas en el asunto. Es una gran lástima que el comensal no pueda disfrutar de lo que debería ser una experiencia satisfactoria por la sencilla razón de que uno de los elementos no ha sido realizado correctamente.

Después de la pasta llegaron las costillas de cordero a la parrilla (un costillar de primera deliciosamente marinado, acompañado de menestra de verduras y una reducción de vino de oporto: $30).  De nuevo, un plato competente. Puesto que el cordero es bastante graso, un acompañamiento de vino es altamente recomendable. Una vez más me decanté por un De Bortoli Family Selection Shiraz Cabernet.

El personal es atento y discreto. Wen Zhi en particular, ofrece un servicio impecable. Con 8 años de experiencia en restauración, Wen Zhi anota las comandas de los comensales y las gestiona con inteligencia. Recuerda las preferencias de cada comensal, como un vaso de agua muy fría, y las presenta sin que estos tengan que pedirlas de nuevo. Shers ofrece también un servicio correcto y discreto.

Agradezco el esmero con el que se presentan todos los platos. El restaurante es extremadamente tranquilo. Regresaré simplemente por la tranquilidad (me gustan los entornos tranquilos para comer), por los espagueti cartoccio y por la discreción del servicio.